Hola a todos y todas!
Hoy, por fin, me he animado a empezar con mi blog sobre una de mis aficciones que ha estado escondida en un rinconcito durante mucho tiempo, pero que nunca ha dejado de existir y ha estado ahí, esperando el momento oportuno para resurgir. Pues bien, el momento ha llegado.
Mi aficción se refiere a la muñeca Nancy, que siempre me ha gustado, pero que nunca he podido tener en mi infancia. Veía las de otras niñas y soñaba con tenerla algún día.
Los primeros recuerdos que tengo de ella se remontan a los años 70 (ya hacia finales y más a los 80, ya que nací en el 72), y recuerdo a una rubia con el Ad Lib y su sombrero que me parecía preciosa y que tenía una vecina mayor que yo. Cuando iba a su casa la miraba como a algo que deseaba conseguir, pero que me parecía inalcanzable. Ella la tenía guardada en un armario y a veces la sacaba para que jugásemos con ella, pero con todo el cuidado del mundo. También recuerdo la negrita blue jeans, que tenían otras vecinas y la Selene, que les regalaron un año por reyes. Siempre las miraba con fascinación, pero su llegada hasta mi todavía se haría esperar.
Fueron pasando los años y cuando cumplí los 17, en un verano que recuerdo como si fuese ahora mismo, fuimos a una fiesta a un pueblo cercano. Había tómbolas y mi padre ganó en una de ellas un regalo. Me dejó escojer lo que yo quisiese y, por supuesto, mis ojos no se despegaban de una Nancy esquiadora que estaba en la tómbola. Mi madre prefería que eligiese otra cosa más práctica (una batería de cocina o una cafetera), pero mi padre (que recientemente ha fallecido y al que recuerdo todos los días) me la dió y desde entonces está conmigo. Esa fue mi primera Nancy, tantos años soñada, esperada y deseada. Por eso hoy está tal y como él me la entregó aquel día, en su caja y perfecta. He jugado con ella, pero siempre volvía a guardarla para que no se estropease lo más mínimo, pues era una joya para mí. Siempre se lo agradeceré a mi padre.
Hace unos meses, se la he dejado a mi hija de 7 años, que siempre me preguntaba si podía jugar con ella. Ha aprendido a ver estas muñecas como algo especial y yo y ella hemos empezado a recopilar poco a poco cosas de estas muñecas. Otro día os contaré como he empezado a coleccionar muñecas y a recuperar cosas de mi infancia, junto con mi hija. Su ilusión y la mía unidas hacen que todo me parezca muy especial y esta muñeca es un lazo de unión creado entre las dos que se mantendrá siempre y que nos unirá mucho más.